viernes, 2 de julio de 2010

Maeterlinck

`Estoy lleno de inquietudes y esta es una hora solemne.

Hablamos de la hora que ha dado el reloj, o del sol que se pone, a fin de procurar a nuestras almas el tiempo de admirarse y de abrazarse en otro silencio que el murmullo de los labios y del pensamiento no podrá turbar. Lo que decía su boca no se oía junto a lo que proclamaba su presencia. Iría con él a los límites del hombre, porque donde parece próximo a concluir es, probablemente, donde comienza el hombre, y sus partes esenciales.

No son muchos los que probaron que el hombre es más grande y más profundo que el hombre, y consiguieron fijar así algunas de las eternas alusiones que a cada instante encontramos en la vida, en un gesto, en una seña, en una mirada, en una palabra, en un silencio y en todos los acontecimientos que nos rodean.

La ciencia de la grandeza humana es la más extraña de las ciencias. Ningún hombre la desconoce, pero casi todos ignoran que la poseen. Es necesario vivir, porque no hay un acto, ni una palabra, ni un gesto que se escape a reivindicaciones inexplicables en un mundo en que hay muchas cosas por hacer y pocas que saber. Vivimos tan lejos de nosotros mismos. Del otro lado de nuestras agitaciones involuntarias, llevamos una existencia maravillosa, inmovil y purísima.

"Aprendé a venerar las cortas horas de la vida. Si creo haber perdido el día en miserables empresas y podés probarme que he vivido sin embargo tan profundamente...habrás hecho más que si me hubieras persuadido de salvar hoy a mi enemigo, porque habrás aumentado en mi la suma, la grandeza y el deseo de la vida y tal vez mañana sepa vivir con respeto.
Los grandes hombres no fueron grandes sino porque tenían la costumbre de abrir los ojos a todas las luces."´


- collage de "El tesoro de los humildes".


No hay comentarios: