La canción que ponga a continuación determinará el resto de la noche.
La elijo con cuidado en silencio.
El sentido común (cada vez más orientalista)
indicaría que opte por lo que me haga feliz, en asociación a la alegría.
Pero después de una cierta cantidad de horas sin contacto con nadie, emerge una piedra.
Me recuerda a la adolescencia y voy en busca de los mismos viejos estímulos.
Recordatorios del vacío. Me vuelvo oscura cuando estoy sola.
Hay una grave lucidez en este estado
Y es de un erotismo tanático a la vez.
No da cuenta del tiempo.
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Hipótesis 1:
El placer está en dejar de contener un dolor anterior, cuando me permito el goce masturbatorio de la angustia, desencadenada por factores progredientes.
Hipótesis 2:
Siempre vuelvo a este blog por lo mismo.
Huevos de toro, de Ralf König
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1.
Otra de Konrad y Paul. Acá Paul se obsesiona con un obrero español,
mientras Konrad se enamora de su joven alumno de piano. Creo que es la más
porno...
Hace 4 meses