Fui al acto de un candidato
y a la salida me agarré
muchos flyers
que regalé a mis amigos
y colgué en heladeras opositoras
llenas de postrecitos Ser.
Le di muchas vueltas al asunto
hasta que, al final, me animé:
elegí un punto estratégico
y colgué uno en mi pared.
Así termina
la breve historia
de mi primer deco-panfleto.